Es curioso que, vean un fantasma y no le suponga ningún problema (eso es de lo más normal). Que enfaticen la mostruosidad de la relación institutriz-muerta con lacayo y malnacido criado, unido a los tejemanejes de los preciosísmos niños.... ¡Coñe! Que no resuelve nada.
El resultado es definitivo pero no deja de dar más insinuaciones de lo que sucedió... Es que el protagonista que lee la historia está leyendo un cuento de fantasmas a sus insaciables y vanidosos amistades.
Y se me olvidaba, al principio es muy duro con las frívolas damas que desean les cuente una historia cargada de sangre y horror, porque de otro modo no la entenderían. Casi me sonaba a crítica hacia la aristocracia. Así que no me extrañaría leer que es eso mismo lo que busca éste libro de Henry James: hacer ver lo absurdo de la relación entre clases.
Lo mejor desde luego es el título. Se puede leer al menos en dos ocasiones y creo que al autor le gustaba, lo que conllevaba la expresión, aplicable en multiples situaciones de la vida.