Lo que a mí no me gustó nada del libro fue el final.
Me parece que la historia está bien, el tema es complejo, interesante y sensible y la presencia del monstruo, que viene para mí a ser la parte adulta del niño que aún no existe y que le ayuda a aprender una de las lecciones más duras de la vida, me gustó. Sin embargo, al final, cuando el chaval acepta que su madre va a morir y esta muere, el libro termina como que ya está, todo va a ir bien. Y, en mi opinión, es entonces cuando el verdadero infierno empieza para el pobre crío. En ese sentido, toda la historia me parece una frivolidad, como si el que lo hubiera escrito no tuviera realmente ni puñetera idea de lo que estaba hablando. Me sení engañado y me puso de muy mala hostia, porque parece que con aceptar que la madre va a morir todo está arreglado, y nada más lejos. Es el verdadero comienzo de la pesadilla.