Bueno, admito que te gusta, y mucho, esta saga.
Pero creo que es, tal vez, aventurado, decir que esas historias están tal cual en los anales de la historia inglesa. Nada me hace suponer que no haya adornado las historias, al fin y al cabo, son novelas, solo novelas. Y tampoco era, creo, historiador.
Ya comentaba que en el segundo libro, de alguna manera me he congraciado con el personaje porque todo le sale mal ... hasta que lleva un barco poco marinero dentro de una ensenada francesa, embarranca en las dunas ante una flotilla de guerra francesa, entre el fuego cruzado de las baterías de las fortalezas, y le da por asaltar con tres botes una fragata, la rinde, toma el mando, la amarra a su barco embarrancado, lo vuelve a poner en el agua, y con ambos barcos se dirige a la flotilla francesa (bueno, una parte eran transportes, pero con cierta potencia de fuego), dispara a diestro y siniestro (¿debería decir por babor y por estribor?), hunde media flota y tiene tiempo para tomar otro de estos barcos mercantes mientras que, por fin, se hunde su barco inglés por los disparos recibidos y por tener, al parecer, defectos de fabricación. No sé si ocurrió realmente, no me interesa demasiado, aunque habrá forma de averiguarlo, pero, como mínimo, suena novelesco.
En resumen, creo que voy a seguir leyendo (perdón, escuchando) esta saga. Debería leerla para poder comprobar qué son exactamente ese centenar de términos navales a ver si me queda alguno en la mollera, pero este tipo de novelas son excelentes como audiolibros, así que espero que, poco a poco, se me vaya quedando algo de esa cultura naval.