Terminada la trilogía de
La Quinta Estación (The Fifth Season), que se llevó los Hugo 16 y 17 con los dos primeros y finalista con el tercero. Es una historia muy original, curiosa e intrincada, contada de una forma que al principio desorienta casi por completo porque en un mundo totalmente diferente la autora elige no explicar nada, con lo que enterarse cuesta. La mayor pega que le veo, dado que no me ha gustado demasiado, es el tono deprimente que no abandona la historia en ningún momento. Todo el rato todo mal en un mundo cataclísmico y terrible y lleno de odio e ignorancia, con unos protas que no no paran de sufrir. O sea, un puñetero sinvivir que se me ha hecho desagradable de leer. Hay demasiados escritores y escritoras, que se pasan tres pueblos con el tarro de la lágrima fácil y el melodrama, confundiendo sentimiento con sentimentalismo. Parece que si un libro se dedica a hacerte llorar, o por lo menos te pone triste, es bueno. Pues no estoy de acuerdo. Esos subterfugios de sensiblería barata devalúan los escritos.
En mi opinión, claro. Al que le gusten los lagrimeos exagerados y las historias ultraterribles, que los disfrute. A mí solo me da ganas de pegarle un tiro a mi Kindle
Estoy con
The Lies of Locke Lamora. Por ahora parece que prometía más de lo que da. Veremos.