Yo me recuerdo siempre leyendo, es decir que leo desde la mas tierna edad, como diria Groucho (por cierto recomiendo sus libros).
En mi casa mi Madre y mi Padre eran lectores pero ocasionales, asi que no se bien de donde me vino la vena.
Si recuerdo muy bien, como ayer, que cuando era muy pequeño justo debajo de mi casa pusieron un localito muy pequeñito donde vendian chucherias y alquilaban revistas, tebeos, y libros "populares".
Entonces la gente no tenia dinero ni para comprar una revista, asi que las alquilaba.
El localito era de mi abuela que se lo tenia alquilado a un señor seguramente jubilado, que lo tenia para redondear un misero sueldo. El hombre, claro, me trataba muy bien y creo que me hacia rebaja.
Asi que me recuerdo muchas tardes, a la salida del colegio, me esperaba mi querido perrito Robin y mi gato Peluso (ya se sabe, en los alambres del patio, como decia Serrat), y me sentaba en la acera del localito en una sillita de esas pequeñitas de niño, a mi lado el perro (un pastor aleman) y el gato (uno corriente negro), y alli me tiraba los ratos muertos leyendo lo que hubiera, al principio TBO, zipi y zape, mortadelo, luego el capitan trueno, el guerrero del antifaz (no sabia lo que significaba, en sus dos sentidos), hazañas belicas, y luego ya leyendo libros clasicos amañados para niños, verne y toda la pesca.
Como fué siendo evidente que todos los que me conocian sabian esto pues no habia santo ni cumpleaños que no cayera algun libro.
Curiosamente tuve otra gran suerte y es que otra inquilina de mi abuela tenia una casa estupenda, una señorita ya mayor, la tipica solterona que vivia con su tio mayor, no recuerdo la profesion del hombre pero tenia dos aficiones principales o unicas: coleccionaba revistas y dominicales de periodicos y amaba la lectura.
Asi que cuando fuí un poco mas mayor iba menos al localito (que solo tenia material para niños y joventicas -novelas romanticas-) y pasé a ir más a casa de Pepita -como se llamaba- que era intima amiga de mi Madre y mi Tia, alli me daban la merienda diariamente porque me tiraba las tardes viendo ejemplares antiguos (y digo antiguos, 1910 y asi, mas adelante fuí capaz de leer dominicales durante la guerra española y mundial etc), al principio (de los años reales) solo en BN (de hecho un dominical muy famoso se llamaba ByN), viendo como iban cambiando al color y como cambiaban las costumbres en el vestir y en los coches, los anuncios... impresionante.
El buen hombre tenia tantas revistas que no le entraban en estanterias y carpetas y tenia cajas y cajas.
Pero cuando fuí mayor, y creanme, yo me hice mayor muy pronto
, el buen señor me dijo algo asi como "ahora ya te mereces subir de nivel", abrió una habitacion que no conocia (el piso era bien grande y solo vivian ellos dos) y me abrió las puertas a la literatura con mayusculas, ninguna edicion de bolsillo, libros requetebien editados, en español, en ingles y en frances, de todo tiempo y autores.
Ni que decir tiene que a partir de este descubrimiento para mi no habia tiempo que perder, el dormir se convirtió en un rato, al colegio y al instituto siempre iba con dos libros (por si acababa uno), los fines de semana la lectura ya superaba incluso en tiempo a mi otra busqueda continua
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Una cosa curiosa es que a este buen vecino (eran como de la familia, en realidad) le gustaba mucho la ciencia y (por tanto?) la ciencia ficcion, así que me recomendaba libros de esta tematica que me llegaron a gustar bastante, curiosamente muchos editados de autores rusos, cientificos, comentando sobre todo lo habido y por haber, joder la de rusos que escrbian libros...
Luego vinieron tiempos turbios, no recuerdo bien, el hombre se murió, Pepita, la sobrina, tuvo lo que se venia mereciendo, un millonario mayor se enamoró de ella, se casaron y se fueron a vivir a otra ciudad, yo estaba fuera y encasquillado por esos tiempos, no pude controlar los acontecimientos y cuando me enteré ya no existia nada en aquella casa, imagino que se lo llevariá Pepita, no sé.
Otras aficiones y obligaciones incipientes me robaban tiempo para leer y ya pasé a que fuera una actividad -la lectura- mas normalizada, entre otras cosas tambien porque ya lo tenia que pagar o masacrar la paciencia de los bibliotecarios de prestamos.
(lo que pasó con mi perrito Robin no lo cuento, ea)