Yo soy Esther, o Salma para el que prefiera llamarme por mi nombre árabe, que para eso tengo dos
Aficiones tuve muchas, pero mantengo pocas. Aparte de leer, y de los cacharros, que se nos cuasi-supone a todos nosotros, me gusta mucho la botánica, me apasiona, pero lamentablemente la tengo muy olvidada. Tengo pendiente hacer con mi hija un macro-herbario cuando tenga algún año más.
También me gustan mucho los bichos, aunque en menor escala.
Me gusta (o me gustaba) mucho la cartografía, pero me dedico a ello desde hace más de 20 años, y ya cansa. Todo deja de ser divertido cuando se convierte en rutina, ya sabéis.
Me encantan los olores. Me encanta oler, y no me refiero a perfumes, que por cierto, no suelo usar. No me gusta que las cosas no huelan a nada, aunque realemente nada huele a nada, todo tiene su propio olor, y me encanta descubrirlo. Cuando me presentan a alguien en una de las cosas en las que antes me fijo es en su olor. Siempre ando con algo pegado a la nariz. Todo lo que cae en mis manos me lo llevo a la nariz. En casa me dicen que soy una cochina. Es posible.
Soy madre de dos hijos, aunque eso la mayoría lo sabéis, una niña de 12 parida con dolores y un niño de 5 adoptado con más dolores, aunque de otro tipo.
Estoy casada con el padre de mis hijos desde hace 18 años, aunque llevamos juntos 27
Y odio la mentira. No soporto que me mientan, ni siquiera mentiras piadosas. Aunque la verdad sea dolorosa siempre prefiero saberla. Yo nunca miento, al menos en cosas importantes.