Este libro cuenta la aventura del hombre como descubridor, del hombre insatisfecho que busca ir más allá, llegar a la terra incognita, cruzarla, y descubrir en ese momento que lo que antes era incógnito se ha convertido en algo mundano y carente de toda excitación, para vislumbrar más allá una nueva terra, todavía más incognita. O como no dijo Aldrin (y a su vez parafraseando a otros), un pequeño paso para mi, un pequeño paso para la humanidad, un paso que nos acerca infinitésimamente al océano cósmico, a este mono que siempre se encuentra en esa interminable orilla llena de granitos de arena que para nosotros son piedras casi infranqueables pero que, con el tesón que nos caracteriza, es capaz de sortearlas, subirlas, romperlas y descubrir la perla que hay en su interior.
Son 700 páginas de apretado texto en formato cuartilla, y cuando terminas de leerlo descubres que querías siete mil, setenta mil. Es impsible resumirlo, su resumen es el libro mismo. Cada párrafo está lleno de conceptos, de ideas. No hay desperdicio. No hay momento de pausa. Y quieres más, siempre quieres más. Y tras casi veinticinco años, sigue siendo igual de actual e igual de intersante, continua vivo y no creo que muera nunca.