Tenía pendiente el dejar aquí constancia de la lectura de esta obra, con algún corto comentario.

Es una obra muy extensa, muy rusa, en el sentido de que por sus páginas entran y salen cientos y cientos de personajes.

Trata igualmente al fascismo y al estalinismo, procurando, con una precisión quirúrgica, equipararlos, no hacer hincapié más en las atrocidades del uno o del otro.

En sus paseos mentales, como los grandes escritores del s. XIX (y quizás todos los grandes escritores), desmenuza la condición humana, los sentimientos, los miedos, el valor, nuestra actitud ante la vida y la muerte, sobre el destino (parte del título).

Deja las más de las historias inconclusas y las que cierra, lo hace brutalmente, con la crudeza de la II Guerra Mundial, de todas las guerras, sin concesión alguna a la literatura llana convencional que quiere dejar todo atado y bien atado.

Con los nombres, patronímicos, apellidos de familia y los diminutivos rusos, se hace difícil el relacionar mentalmente unos y otros personajes, cuando tienen alguna conexión.

Es literatura de primer orden, magistral, a pesar de ser una traducción del ruso y de que casi esté más orientada al lector ruso, pues cita a decenas y decenas de escritores, políticos y militares que nos son desconocidos casi totalmente, al españolito de a pie.

Tan de primer orden es esta obra, que me asombra, el que sea conocida y de las que la gente compró el libro y habla de él. Tal hecho es asombroso para mí en estos tiempos de comida rápida (cuando no basura), en los que buscamos una gratificación inmediata, casi instantánea.

Oí o leí que es la Guerra y Paz del del siglo XX, lo cual me parece desafortunado, pues ambas obras difieren y en mucho y, en literatura, sí que las comparaciones son odiosas, siempre; Tolstoi es sin duda el escritor más repetidamente mencionado en esta obra de Grossman, junto a Chéjov... Es un recurso fácil, la comparación y hasta la equiparación, pero es algo simple, erróneo y hasta necio (con perdón), en mi opinión. Otra cosa es que nos recuerde a éste o aquél. A mí me trajo a la memoria, de lejos, a El Don apacible, de Sholojov. Pero de lejos; su base, su técnica, tienen cierto parecido, inevitable cuando son contemporáneos y ambas novelas versan sobre la misma etapa histórica, aunque desde/en diferente localizaciones principales (a vuelapluma: los cosacos, en El Don; Stalingrado y quizás Ucrania, en Vida y D.).

Aunque es un libro duro, triste de leer, no se ceba en truculencias, aunque cita de soslayo o directamente temas tan horribles como el canibalismo, la delación, los hornos crematorios, los millones de muertos, aparte de la guerra, por el nazismo y el estalinismo.

En fin: Quien quiera dedicar bien de horas y días a la lectura de esta obra, que no le tenga miedo, que lo bueno, si extenso, dos veces bueno.

Un saludo.