Visto el gran interés que despiertan mis mensajes, continúo.
- “La exiliada del emperador” y “El honor de Roma”, de Simon Scarrow. Libros XIX y XX de las aventuras de Quinto Licinio Cato. En papel. Son los libros que me regala mi mujer por Sant Jordi. Me empiezan a cargar los personajes, sobre todo Macro, pero el autor consigue que quede enganchado al libro.
- “La legión perdida”, de Santiago Posteguillo. Libro final de la trilogía de Trajano. Cada vez llevo peor las novelas largas. Y hay dos o tres capítulos sobre la redacción del Nuevo Testamento que no sé a qué vienen a cuento.
- “La peste negra: Un apasionante recorrido por un gran acontecimiento de la Edad Media”, de Billy Wellman. Pensaba que sería una aproximación histórica, pero el autor se dedica a rellenar páginas. Menos mal que era gratuito. Me lo bajé junto a “La Revolución Francesa: Una apasionante guía sobre un gran acontecimiento de la Historia Mundial” y “Las cruzadas: Un apasionante recorrido por un acontecimiento de la historia cristiana que tuvo lugar en la Edad Media” (no, no son muy originales con los títulos).
- “Leones muertos”, de Mick Herron. Más aventuras de los Caballos Lentos. Me gustó, pero como ya he visto las cuatro temporadas que han hecho en televisión, mi interés por el resto de novelas ha bajado mucho.
- “El Invencible”, de Stanislaw Lem. Terminé odiando a todos los personajes y sus dudas psicológicas.
- “El hombre de Calcuta”, de Abir Mukherjee. Un thriller ambientado en la India británica de 1919. Me gustó. A ver si ponen de oferta la segunda novela.
- “Rotos”, de Don Winslow. Una colección de seis relatos largos. Este tipo de literatura no es lo mío.
- “La vieja guardia”, de John Scalzi. Lo tengo en papel por algún lado, pero aprovechando que estaba de oferta en Amazon, me lo compré para releerlo. Se me quedó grabado en la memoria el primer párrafo de la novela: "El día que cumplí setenta y cinco años, hice dos cosas. Visité la tumba de mi esposa y me enrolé en el ejército".
- “El águila y los cuervos. La caída del Imperio romano”, de José Soto Chica. Según el autor fueron bastante más importantes las luchas por el poder que la llegada de los bárbaros. No me gustó el tono con el que descalifica a los historiadores que no concuerdan con sus argumentos. Y en los agradecimientos menciona el nombre de sus hijos, Ciro Alejandro y Darío Ulises. Creo que poner esos nombres debería ser punible.
En cómic no ha caído nada. Tendré que enmendarlo.