Terminado, le he puesto un ocho.
Al final, todas las piezas cuadran, naturalmente, aunque tal vez haya algún hilo que no termina de encajar en el rompecabezas. No importa, lo que más disfruto son de las descripciones, principalmente de los personajes, y después la narración de la Barcelona de aquella época, que también me ha interesado. En el último tercio de la novela, creo que la trama gana en interés al centrarse bastante en las relaciones personales de los protagonistas, y en las relaciones sociales.
Total, que he disfrutado enormemente esta novela, como todas las de Eduardo Mendoza.