Por cierto, Atticus es, en realidad, como se describe en la nueva novela, ya que así lo ha querido la autora. La defensa del violador negro en el juicio es tan propio de Atticus como sus opiniones sobre la supremacía blanca que, al mismo tiempo, tiene y defiende. Sigue siendo un hombre justo, basa su vida en el respeto escrupuloso a la Ley (y por eso asume la defensa del violador) pero no tan despegado de las corrientes imperantes en el sur en aquella época, aunque totalmente alejado de la violencia del KKK y círculos próximos. Pero claro, Scout no pudo ver en Matar a un ruiseñor a su padre en todos sus aspectos, y menos en éste del que se podría pensar que el propio Atticus no estaba muy orgulloso. Pero si creía que la supremacía blanca en el poder y control de la sociedad civil era lo mejor para el conjunto de las personas que habitaban Macomb y el Sur, en general.