Hans Thomas, un niño noruego de doce años, y su padre, un marino loco por la filosofía y el alcohol, deciden viajar a Atenas en busca de su madre, que les dejó hacía ya ocho años para "encontrarse a sí misma". Casualmente se detienen para dormir en Dorf, un pequeño pueblo suizo, donde un viejo panadero le regala un panecillo donde él había escondido un pequeñísimo libro que el niño comienza a leer gracias a una lupa que un enano le regala. Hans se sumerge profundamente en el libro, que trata de Frode, un marinero que sobrevivió en una isla desierta después de ser el único superviviente de un naufragio doscientos años antes, de su baraja de naipes y su imaginación al conseguir que cada carta cobrara vida, pero sobretodo el comodín, que era el único que entendía las reglas del solitario. Durante su lectura y las largas paradas para fumar que hace su padre durante el viaje, Hans se plantea esas preguntas fundamentales de la humanidad: ¿quiénes somos? ¿Cuál es el auténtico significado de nuestra vida? ¿Nosotros podemos determinar nuestro destino?. Antes de llegar a su destino, Hans se da cuenta de lo poco aburrida que es en realidad su vida y de lo que puede llegar hacer con su imaginación para mejorarla.