Toda esta sobre-exposición hace que el fútbol tenga mucha más presencia y relevancia en nuestras vidas de la que debería. Es veneno. Pero claro, mientras estemos sentados formalitos viendo como 20 tíos dan patadas a una pelota, no pensamos en otras cosas y encima gastamos un dineral en merchandising.
Si dieran los partidos en abierto, para que todo el mundo pueda ver a su equipo, programas posteriores de análisis (no esas mierdas que hacen) y algún otro como El Día Después y listo, sería un equilibrio aceptable (para mí), pero llenar todos los telediarios de todos los días de todas las cadenas con 20-30 minutos de Madrid y Barça, más los programas amarillistas de Pedrerol (alias Grimma, Lengua de Serpiente) y demás impresentables no hace sino generar noticias de donde no las hay para justificar su existencia y generan porquería, polémica, rencores y odios entre equipos y aficiones. Todo el entramado televisivo en torno al fútbol me parece bastante repugnante.
En resumen, el fútbol mola, el entorno mediático del fútbol es una basura. Y esa relevancia que se le da al fútbol es de la que hablo cuando digo que el lunes lo de Francia se habrá olvidado y habremos vuelto al fútbol, lo que importa.
Por lo demás, te quejas de algo que también es parte del sistema de manipulación en el que vivimos. Los telediarios, incluidos los públicos, ya no se cortan un pelo a la hora de dar imágenes de todo tipo, cuanto peor mejor, a cualquier hora. He desayunado al lado de mi hijo y he tenido que quitar el 24 horas porque han repetido, una vez más, la ejecución del policía en el suelo y luego han tirado de archivo para sacar las típicas imágenes de sangre y zapatos sueltos de atentados anteriores. No me están dando más información que ayer, me están bombardeando con lo mismo una y otra vez. Estamos educando críos que van a crecer insensibilizados al dolor ajeno por sobreexposición, precoces en la sexualidad por todo lo que se les echa encima a cualquier hora y con unos ídolos a los que imitar que menos un ejemplo son cualquier cosa. Menos mal que me gusta hablar y jugar con los críos, que si no...
Y por último, por supuesto que somos nosotros los que tenemos que liberar al mundo de la opresión. Y nuestra arma es precisamente la educación. La forma en que lo haremos es como se viene haciendo y como se ha hecho en Europa, educando, educando, educando y luchando por las libertades. Nada drástico y rápido, nada espectacular, no depende de un líder heróico, sino de un montón de gente que se planta de manera humilde pero decidida, de manera imparable y no se somete a la masificación, al trazo grueso y a la ausencia de criterio propio. En ese sentido, los medios, el fútbol tal y como nos lo inoculan en este país, son armas del enemigo.
Yo soy un infeliz como otro cualquiera, ni más listo ni más sabio que nadie. Conozco un montón de gente que me da mil vueltas en educación y en inteligencia y procuro acercarme a ellos para aprender. Sin embargo, desde mis posibilidades personales, no me rindo un segundo. Lo que yo puedo hacer para cambiar el sistema, para liberar al mundo de la opresión, es influir en mi limitado entorno. Trato de educar a mis hijos para que sean nobles y tolerantes, para que no se valoren por comparación con los demás, sino por su propio progreso, y para que su curiosidad abarque un espectro lo más amplio posible de actividades. Quiero que sepan esforzarse, que distingan lo importante de lo accesorio, que no confundan ser con tener, que aprendan a disfrutar de cada uno de los días de la vida, y que aprendan a hacerse las preguntas adecuadas y no conformarse con respuestas enlatadas.
Por supuesto, estos objetivos me vienen grandes, enormes, pero trataré de educarles y guiarles mientras tenga fuerzas. Espero que un día, ellos miren hacia atrás, con criterio y vean que lo intenté. Y que ellos también lo intenten y lo hagan mejor que yo. Y así, con tiempo y determinación, se combate la opresión. Pensad dónde estaba la sociedad europea hace 100 años. Era una sociedad aristocrática, imperial, colonial, con una burguesía explotadora, sin clase media y una clase baja que vivía en la inmundicia. Y mirad dónde estamos ahora. Mirad Sudamérica hace 100 años y ahora, Asia...
Pues eso, hay que seguir. Siempre va a haber poderosos por encima que van a tratar de conducirnos. Siempre los ha habido. Nunca hemos tenido tantas armas para combatirlos. Hay que seguir. Si nosotros no luchamos para librar al mundo de la opresión, Ahorso, nadie lo va a hacer de nuestra parte.
Esto era un offtopic de fútbol, no? Joder, qué racha llevo