Entonces me pregunto cuales son los costes reales de un libro por conceptos. Sabemos que al autor le corresponde como mucho un 10% (si es un autor consagrado). No creo que paguen millonadas a un corrector, y menos aún a un editor con el texto informatizado. Los libros de autores extranjeros llevan aparte el coste del traductor y los royalties que cobran las editoriales que tienen los derechos del autor (ahí sí que puede haber un coste importante). Por mucho que digan, la impresión, almacenaje y distribución se lleva un buen pico, cosa que no acontece con el libro electrónico, que tiene además la ventaja de ser ilimitado, que no tienen que imprimirse más ejemplares si se han acabado y que pueden aprovecharse de ventas residuales.
A las editoriales españolas les ha pillado en bragas el libro digital. Se han preocupado más de mantener sus márgenes y de luchar contra la piratería que en establecer desde un principio una plataforma agil y sencilla para que la gente pueda comprar los libros a precios asequibles, y ahora le echan la culpa al IVA, como los del cine, y cuando recientemente pusieron un día las entradas a 2,50€ en un lunes las salas se llenaron casi un 25% más que en los fines de semana... pero la culpa de que sus salas estén vacías era de la piratería y del IVA.
En este país se editan cada año más de 15.000 libros, más incluso que en países que, parece ser, nos superan en lectura. Digo yo que las editoriales no estarán sacando libros al tun-tun, "a ver si este lo lee alguien y sacamos tajada". Haciendo buenas ediciones, abaratando costes y reduciendo márgenes ganaríamos todos. Amazon vino para quedarse y no se ha dormido en los laureles. Sigue innovando para dar mejor servicio a los clientes, mientras que aquí se considera a los clientes como "enemigos", y eso vale para editoriales, discográficas, distribuidoras de cine y videojuegos... hasta para las empresas de telecomunicaciones y eléctricas y bancos que, constantemente, no hacen otra cosa que pisotear los derechos de sus clientes, mientras que gobiernos y jueces miran para otro lado.