Iniciado por
hedera
¿Os cuento la segunda?
Yo tenía unos 17 años. Me fui de vacaciones con una amiga a un pueblo típico de la costa valenciana. Todas las tardes-noches íbamos a un pub a tomar algo las dos. Allí había un camarero que era un auténtico plomazo. Cada noche venía a nuestra mesa y se sentaba con nosotras un buen rato a ¿charlar?. El tío pretendía ligar con alguna de nosotras, estoy convencida que le daba lo mismo una que la otra, siempre nos invitaba a una copa. Era muy muy pesado, de verdad. Todas las noches se ponía a hablar. Hablaba bastante bajo y con el volumen que había en el local la verdad es que yo no le entendía ni la mitad de lo que decía. Los primeros días estaba todo el rato preguntándole ¿cómo dices?, ¿perdona?, ¡ay, no te he oído!, y cosas así, pero resultaba agotador, sobre todo porque nunca decía nada interesante, así que pronto me cansé de estar atenta a su monólogo y lo único que hacía era ponerle buena cara, asentir con la cabeza y reír de forma forzada cuando notaba que él pensaba que había dicho algo gracioso. Vamos, que ni le oía ni le escuchaba, pero disimulaba muy requetebien... o no tan bien como yo creía, porque el mamonazo se debió oler que ni siquiera le escuchaba, porque una de las noches como siempre se sentó en nuestra mesa y comenzó su perorata. Y como siempre yo jiji, jaja, claro, claro, tienes razón, etc. Hasta que el tío me mira durante un rato callado y va y me suelta bien alto para que se le oyera bien: "No sabía que hablaras valenciano".
En ese momento quise morirme. Menos mal que el sitio estaba oscuro porque los colores de mi cara debían ser impresionantes. Salí del paso como pude, diciendo que por supuesto que no hablaba valenciano pero que lo entendía bastante bien de pasar los veranos por allí. El me contestó con un seco "ya". Se levantó y se fue con una sonrisa socarrona.
Nunca más volvimos por aquel pub.