En primero de BUP cambiaron la profesora de francés por una chica recién licenciada que era preciosa. La recuerdo alta , rubia y con pantalones ceñidos (bastante ceñidos)
El caso es que yo pasé de mi habitual última mesa a la primera del todo...
Una tarde estaba yo especialmente ensimismado en su belleza y debía tener una cara de gilipollas increíble, ya que la profesora me preguntó.
- ¿Qué miras?
A lo que yo contesté:
- Lo guapa que estás esta tarde.
Al parecer lo hice con un tono de enamorado total. La carcajada fue de aúpa y duró durante años. El cachondeo general fue tremendo y aún hoy tengo colegas que recuerdan mi apollardamiento .
En fin...
Hay tres tipos de personas: las que saben contar y las que no
Pues va a ser verdad que este hilo eleva el ánimo, porque llevo un buen rato riéndome a carcajadas silenciosas
Mi contribución: mi jefe estaba esperando una visita, un hombre a quien yo no conocía. Me avisaron de recepción de que ya estaba subiendo la visita a mi planta y me fui a recibirla al ascensor. Le deseé buenas tardes y le pedí que me acompañara. Lo paso al despacho de mi jefe, cierro la puerta, y al minuto veo que sale mi jefe del despacho, acompañado por su visitante. "Qué visita tan corta", pensé. Mi jefe volvió, ya solo, y muerto de risa. Resulta que el señor no era el visitante que estaba esperando, sino que venía a ver a otra persona cuyo despacho estaba en la misma planta.
Desde entonces, cada vez que viene una visita, siempre me aseguro de que realmente viene a ver a mi jefe...
Por cierto, Katxan, lo de las llaves de los 600 debe ser muy habitual, a la hermana de un antiguo compañero de trabajo le pasó lo mismo que a ti, pero ella sí llegó a meter la llave en el contacto y como no arrancaba, el que estaba esperando para aparcar en el sitio que ella iba a dejar libre salió de su coche para ayudarle. Se montó un pequeño atasco, mientras los dos intentaban arrancar el coche, y fue cuando ella se dio cuenta de que se había equivocado de 600. El ayudante, volviéndose a los del atasco y a todo el corrillo que se había formado, dijo a gritos: "¡Que dice que no es suyo, que se ha equivocado de coche!". Se enteró todo el barrio.
Esto sí que es una tremenda metedura de pata:
http://www.youtube.com/watch_popup?v=n_jJ2ZRBeus
¿Os cuento la segunda?
Yo tenía unos 17 años. Me fui de vacaciones con una amiga a un pueblo típico de la costa valenciana. Todas las tardes-noches íbamos a un pub a tomar algo las dos. Allí había un camarero que era un auténtico plomazo. Cada noche venía a nuestra mesa y se sentaba con nosotras un buen rato a ¿charlar?. El tío pretendía ligar con alguna de nosotras, estoy convencida que le daba lo mismo una que la otra, siempre nos invitaba a una copa. Era muy muy pesado, de verdad. Todas las noches se ponía a hablar. Hablaba bastante bajo y con el volumen que había en el local la verdad es que yo no le entendía ni la mitad de lo que decía. Los primeros días estaba todo el rato preguntándole ¿cómo dices?, ¿perdona?, ¡ay, no te he oído!, y cosas así, pero resultaba agotador, sobre todo porque nunca decía nada interesante, así que pronto me cansé de estar atenta a su monólogo y lo único que hacía era ponerle buena cara, asentir con la cabeza y reír de forma forzada cuando notaba que él pensaba que había dicho algo gracioso. Vamos, que ni le oía ni le escuchaba, pero disimulaba muy requetebien... o no tan bien como yo creía, porque el mamonazo se debió oler que ni siquiera le escuchaba, porque una de las noches como siempre se sentó en nuestra mesa y comenzó su perorata. Y como siempre yo jiji, jaja, claro, claro, tienes razón, etc. Hasta que el tío me mira durante un rato callado y va y me suelta bien alto para que se le oyera bien: "No sabía que hablaras valenciano".
En ese momento quise morirme. Menos mal que el sitio estaba oscuro porque los colores de mi cara debían ser impresionantes. Salí del paso como pude, diciendo que por supuesto que no hablaba valenciano pero que lo entendía bastante bien de pasar los veranos por allí. El me contestó con un seco "ya". Se levantó y se fue con una sonrisa socarrona.
Nunca más volvimos por aquel pub.
Última edición por hedera; 26/02/2013 a las 18:31
Yo tendría 7 u 8 años y estaba jugando con mis hermanos menores de 2 ó 3, a Supermán. Para ello me ponía el babero de ellos anudado al cuello como capa voladora.
Mi madre me envío a por algo a alguna tienda y yo fui. Cuando volvía me di cuenta de que aún llevaba el babero a la espalda. Recuerdo no parar de llorar por la vergüenza...
En fin, creo que esta es la primera vez que cuento esto a alguien que no es de mi entorno familiar más cercano....
Hay tres tipos de personas: las que saben contar y las que no
A mi me pasó con unos vaqueros, tenia unos 13 años, recuerdo probarmelos y bajar a comprar algo, cuando subí mis hermanas empezaron a descongociarse y comprobé que tenía el etiquetón bien pegado en el bolsillo trasero
tambien recuerdo mucha hilaridad el día que llegué de aquella clase de EGB de ciencias naturales y muy alegre comuniqué a mi familia que aquel día había aprendido que "para tener niños hay que follar" ...