Cita Iniciado por hedera Ver mensaje
Mi marido venía todos los días a buscarme a la puerta del trabajo. Yo trabajaba entonces en la Gran Vía, con lo que no se podía parar a esperarme, así que quedábamos en un semáforo y en cuanto él llegaba yo me subía al coche y nos largábamos pitando. Aquel día estaba yo esperándole y vi llegar el coche. Paró en el semáforo que estaba en rojo, abrí la puerta, entré, me senté, me puse el cinturón y le dije: "tira". El coche no se movió y se hizo un silencio de un segundo en el que pasaron por mi cabeza muchísimas cosas. Algo no me cuadraba. No sabía qué era pero había algo en el ambiente "diferente". De repente comprendí que aquel no era mi coche y me negaba a girar la cabeza y mirar al conductor porque sabía lo que NO me iba a encontrar. Por supuesto no me quedó más remedio que mirar y me encontré a un hombre que me estaba mirando con los ojos abiertos como platos y con una expresión de terror en la cara impresionante. El grito que dí se debió oír hasta en la otra punta del planeta. El pobre hombre no dijo nada absolutamente. No tenía palabras. Dejé de gritar y pidiendo disculpas abrí la puerta y me bajé del coche. El semáforo se puso en verde y el pobre hombre sin mediar palabra pero todavía con la cara de terror y los ojos como huevos de paloma arrancó y se fue.

Un par de coches detrás estaba el mío, el de verdad, con mi marido dentro totalmente descojonado. Creo que aún está llorando de risa.
muy bueno