Estoy bastante impresionado con el trabajo de Sony para bloquear el dispositivo, sobre todo porque la única ventaja PRS-T1 sobre sus competidores más grandes y mejores, fue la capacidad de instalar y ejecutar aplicaciones de Android.
Ojalá Sony hubiera pasado el tiempo en mejorar el hardware y el software en lugar de buscar maneras de cerrar un desarrollo independiente.
Sin embargo, la capacidad para adaptarse a mercados diferentes, vendiendo el mismo dispositivo por 100$ en los EE.UU. y por 300$ en Rusia, es esencial para la rentabilidad de Sony, así que puedo entender la idea.