Y unas aclaraciones para los menos avezados en el foro.
Club de los huesitos.
En honor de uno de los más veteranos habituales, también podría haber sido el club de los gruñones y haber abarcado a RFOG, con quien Peto anda siempre a la greña. Dícese de aquellos seres a quienes gusta navegar contracorriente, un poco bordes, bruscos y políticamente incorrectos en ocasiones en sus exabruptos foriles, pero buena gente que no duda en echar una mano a quien lo necesite, currantes como pocos y paladines del internet más underground y libre, lejos de encorsetamientos. Rebeldes a veces con causa, otras sin ella y las más simples ganas de vacilar al personal.
Después de este panegírico, creo que Peto me debe unos pintxos en lo viejo de Donostia .
Divinas de la muerte.
Dícese de aquellas foreras (aunque no tienen por qué ser exclusivamente féminas) amantes de chillones colores pastel, las románticas historias con sudorosos torsos escoceses en las portadas, viajadas y de mundo, que lucen con orgullo y alardean en público de sus gustos que bordean peligrosamente la frontera entre la elegancia y el glamour y el pijerío más gazmoño. Si no se andan con cuidado, pueden acabar siendo carne de Cosmopolitan o Vogue.
Club negro cuervo.
Movimiento de resistencia y autodefensa nacido con el exclusivo fin de contrarrestar la maléfica y perniciosa influencia de las Divinas de la muerte. No se trata de un movimiento positivista, ni dotado de filosofía alguna, como buen movimiento nacido contar algo, su única intención es tocar las narices y ser un grano en el culo, en este caso para las divinas de la muerte. Reivindica los colores oscuros, lúgubres y apagados, los seres oscuros, lúgubres y apagados, las historias oscuras, lúgubres y apagadas y el cordero al chilindrón. No les gustan los torsos desnudos en las portadas, salvo si están sangrantes y bien separados del resto de sus miembros.
Lectoreselectronicos fan.
Legión de extraños seres que por algún estremecedor motivo reniegan del saludable ejercicio que representa ver Sálvame DeLuxe y prefieren pasarse las horas mirando un montón de letras juntas unas al lado de otras. Rechazados por la tribu de los iletrados y la de los puristas y pedantes adoradores del papel, navegan entre dos aguas y solo son comprendidos, a medias, por frikis enamorados de los microchips y las pantallas que brillan.
Kindle fan.
Surgidos tras la debacle del Imperio Chino, el imperio Amazon abdujo las mentes de unos cuantos cientos de miles de lectores haciéndoles creer que una empresa privada norteamericana es una mezcla entre la Madre Teresa de Calcuta y Michael Landon, que además poco menos que les regala sus productos y que un día bajarán al planeta Spain para castigar a los malvados que encarecen los ePub y traerán una nueva era de paz, prosperidad y libros a menos de diez dólares.
Sony fan.
Tíos raros que reniegan del Imperio Amazon y prefieren deleitarse con un buen producto, a pesar de que Sony pasa totalmente de ellos, de sus averías, les escupe, les maltrata, no les coge el teléfono y se llama andana, además de cobrar más por sus cachivaches que "el otro".