Hace dos veranos se nos colaron en el edificio unos okupas especialmente indeseados de seis patas: las cucarachas. Hay coincidencia general que el culpable fue un vecino joven, conflictivo y extravagante que podía crear un problema de la nada con una facilidad terrible. A las notables cualidades antedichas sumaba la de ser poco limpio y ésa fue el origen de la invasión. A la mayoría de los vecinos se nos colaron de noche, por debajo de la puerta y con los veranos tórridos que "difrutamos" la población okupa creció a un ritmo vertiginoso.
Tuvimos que contratar a una empresa para que resolviera el problema. Yo esperaba que simplemente lo mitigaría, pero que luego volvería. Por eso me asombré de la confianza que tenían los operarios de que la plaga desaparecería por completo. Ante la agradable sorpresa de muchos de nosotros el problema se erradicó totalmente en muy poco tiempo y desde entonces no las hemos vuelto a ver.Yo, por si acaso, cambié mi puerta, de modo que ahora no podrían entrar por debajo, como antes.
Ante esto surge una pregunta: ¿Cómo es que una empresa modesta tiene un producto tan eficaz y las grandes empresas que venden los cebos que casi todos hemos usado no?. La única respuesta que se me ocurre es que no les interesa que el problema se termine y, por tanto, no venden el producto realmente eficaz.