Jeje, se me olvidó ese detalle. Efectivamente, cuando mi padre libraba del trabajo (dos días libres al mes, ) íbamos de paseo y una de las paradas era un pequeño local lleno de novelas del oeste y tebeos. Él cambiaba algunas novelas (creo que costaba dos reales el cambio) y a mí me compraba unos cuantos tebeos. Y compraba unos 100 o 200 grs. de jamón cocido como dispendio especial y detalle gourmet de la jornada. Joder, en algo hemos mejorado, incluso él mejoró radicalmente su vida, especialmente cuando se jubiló.