Porque claro, si encima de que me ha costado más de lo que merece, se queda colgado porque bajo el agua no se refresca la pantalla lo suficiente, pues casi prefiero esperar al año 2125, que la tecnología habrá evolucionado algo (aunque no os creáis, en el 2126 ya será una antigualla, si lo sabré yo) y no comprar compulsivamente, que luego ya se sabe, no has terminado de comprar y ya te has arrepentido.
Y eso teniendo en cuenta que ya que te pones el traje de ibuprofeno y las bombonas de nitrógeno, que te prohiban leer con el ereader, cuando podrías cotejar la fauna submarina con el origen de las especies en formato electrónico, recargando el Ereader con cualquier manta-raya eléctrica que se te ponga a tiro (o batamanta, ya puestos) pero eso sí, perfectamente orientado hacia La Meca, agachado y con el culo en pompa, para no desentonar en la liturgia que la ocasión y la mentalidad zen o zen-to-uno merece.
Y lo que se liga con las sirenas (o sirenos, no seamos machistas) cual Tom Hanks en Splash: el sueño de todo lector compulsivo submarino. Y luego ser recordado, dentro de 2500 años, como uno de aquellos adelantados a su tiempo, aquellos innovadores que pusieron de moda la lectura submarina.
Bueno, he de confesar que en realidad esto era una broma. Ni tu eres Batman, ni tienes poderes... ¡Ah, no! Perdón que se va el santo al cielo y se me pone la mente en blanco. Que lo de mi nick es una ironía, que en realidad no soy negatus, sino rematus. Y que me da mucha grima leer bajo el agua con todas esas algas, esos hilillos de plastilina, esos bichos inmundos...
Pufff, que a gusto me he quedado tras esta descarga de
firmware entre blanducha y liquiducha. Espero, de todas formas, poder seguir desbarrando por aquí...