El libro electrónico es una realidad inevitable. No sólo es más barato y resuelve el problema del espacio; es que para personas como yo, que solemos buscar libros descatalogados y raros, el día de mañana bastará que una sola alma caritativa, en una sola biblioteca del mundo, la haya escaneado y colocado en su web, para que podamos leerla. Quien no quiera ver esto, es que quiere forzar el mercado editorial para que no sea lo que lleva camino de ser. Imagine el lector un mañana en el que el estudiante de la ESO cargará en su lector la lección del día de su libro de matemáticas; y podrá, con su puntero, hacer los ejercicios en la misma pantalla, mientras el propio lector le va corrigiendo si se equivoca y explicándole el error. Al lado de eso, ¿verdaderamente habrá algun
tonto'los'cohone que prefiera seguir estudiando con libros en papel? Pues sí: el que los vende. No sólo defenderá el papel, sino que intentará que el gobierno de turno
impida que se pueda leer/estudiar de otra manera.