¡No sabía de la existencia de este hilo tan agradable! Aunque veo que algunos sois más viejos que el tabaco (mi suegra diría que sois más viejos que Mª Dolores Pradera), otros sois exactamente de mi edad. ¡Qué recuerdos aquellos cuando veía los dibujos de Guacheefe mientras merendaba el bocata de nocilla y me hacía un hombre fuerte, bueno, alegre y deportista, lleno de vida y de energía. Recuerdo mi tele Kolster de lámparas en B/N y el primer radiocasette mono que me trajo mi padre de Canarias cuando vino de un viaje de negocios; recuerdo como reñíamos a los hermanos pequeños de mis vecinos cuando hacían algún ruido mientras grabábamos canciones casette contra casette de Bob Dylan o de Alan Parson, Supertramp o la ELO. Recuerdo la leche sólo en bolsas de plástico y las colecciones de cromos de los albunes Maga, ah! y los que salían en los Tronkitos (razas de perros, mariposas y más tarde las de Mazinger Z). Recuerdo que los lujos no estaban permitidos y que cosas como los yogures lo eran hasta aquellas navidades en las que le trajeron a mi madre la famosa yogurtera. Por su puesto que esos yogures no tenían nada que ver con los de Ram o Puleva y sobre todo con los de Danone, además ami me gustaban los de chocolate y a pesar de que mi padre me decía que los hacían con Cola Cao no colaba. Claro que tuve Cinexín con pelis que duraban un suspiro y que se rompían en menos de ese suspiro. También vinieron un año con la Magia Borrás, todo un éxito. Pero lo que de verdad fue una verdadera revolución fueron los Juegos Reunidos Geyper, una auténtica pasada y una tortura para mis padres que tenían que pasar las tardes de los domingos sentados en la mesa camilla dándole al dado hora tras hora. Eran tiempos más inocentes que los de ahora con tanta videoconsola y tanta leche.