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Tras haber adoptado el rol temporal de troll internet durante un par de días, con insultos y provocaciones incluidas, hace un rato ha sonado mi teléfono móvil (soy un consumidor by-the-book y registro mis dispositivos...) y, para mi sorpresa, he mantenido una conversación "espontánea" con el responsable de atención al cliente de Grammata. No voy a desvelar el contenido exacto de la misma ni por donde ha comenzado y por donde ha concluido; sólo diré que mi actual cabreo, además de por el mal resultado del 630, después de mis satisfactorias experiencias previas con otros e-books Papyre, ha venido ocasionado por mis llamadas al 902 de atención al cliente exigiendo el legalmente obligatorio número fijo (91 ó 9x) equivalente, que han resultado siempre en "diríjase al formulario de contacto en la web".

Agradezco la disposición de Javier y lamento el mal trago que ha tenido que pasar por motivos que no vienen al caso, aunque -aún así- creo que todavía le he ahorrado unas pesetillas al no querer aprovecharme de cierta circunstancia y haber preferido exigir, no sólo para mí sino para todos los clientes pasados-presentes-futuros, una estrategia real de servicio al cliente mediante productos de calidad, transparencia en la información y, sobre todo, claridad en la relación con el auténtico jefe, que no es -ni más ni menos- que el cliente que compra sus productos.

Para no ser injusto, no quiero dejar de recordar el buen servicio de productos Papyre anteriores (eso sí, siempre con la inestimable ayuda de jotas...). He sido un cliente satisfecho de Grammata solo hasta recientemente.

En este sentido, espero que el asunto 630 pueda ser resuelto en la mayoría de los casos favorablemente para todos y que no enturbie el lanzamiento del nuevo 640. Grammata tiene una oportunidad de volver a hacer bien las cosas, y en realidad también tienen derecho a equivocarse, aunque el mundo de la empresa es voraz con los que se equivocan... Aunque tengo mi opinión personal en términos de empresa, espero yo también equivocarme y comprobar que han aprovechado la circunstancia para aprender y hacerlo mejor en el futuro. La competencia es muy dura y las cosas son difíciles para todos. En eso consiste ser empresario: en que cuando las cosas no salen como quieres, hay que sacar pecho en vez de convertirse en avestruz o pegar voces en medio de la desesperación entre las cuatro paredes de una oficina.

Por mi parte, doy por cerrada aquí la parte pública de este asunto en lo que a mí respecta y elimino de facebook mis provocaciones en forma de comentarios al haber surtido el efecto deseado: obtener una respuesta.

En el fondo, tampoco estaría mal poder vacilar de tener un buen comercializador español de ebooks. Grammata fue el primero...

Salu2