Bueno, claro que es absurdo. Pienso que precisamente de eso se trata. A mí me parece que el autor lo hace muy bien. El humor de lo absurdo. En cuanto a ridiculizar, bien, te lo puedes tomar así, ¿Y? ¿Qué problema hay?. Sigo pensando en que se trata de situaciones absurdas que no pretenden insultar a nadie. Sólo se insulta a quien se sienta aludido.
Lo que pasa es que en este país no se puede decir lo más mínimo en contra de la Iglesia, es de risa. Se puede ridiculizar todo y reírse de todo el mundo, menos de cualquier asunto religioso, enseguida nos llevamos las manos a la cabeza.
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