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Ambas ediciones tienen una nota del traductor que solamente aclara el título y traducción de la palabra gatopardo (que no seria un gato montés o gato cerval, sino más bien una figura heráldica, la del leopardo (más exactamente un serval) un leopardo en actitud rampante, postura más acorde con la del león). En resumen, ambas notas en los libros son muy parecidas.
El prólogo de la edición digital corresponde a Giorgio Bassani, de 1958. El de la edición de 2010 es un prefacio de Gioachino Lanza Tomasi, de quien la wikipedia dice:
Nacido en Roma en 1934, segundo hijo de Fabrizio Lanza Branciforte di Mazzarino, conde de Assar, y de la aristócrata españolaMaría Conchita Ramírez de Villa Urrutia y Camacho. Pertenece a una de las más antiguas familias de la alta aristocracia siciliana que durante siglos se encuentra entre la élite de las grandes dinastías de Europa. Se trasladó con su familia a Palermo después de la Segunda Guerra Mundial. Asistió a Giuseppe Tomasi di Lampedusa, su primo lejano, hasta su fallecimiento en 1957. Después de la muerte del escritor ha recogido su herencia intelectual, manteniendo viva la memoria y la recuperación del mismo después de largos años de paciente restauración del Palazzo Lampedusa alla Marina (ahora Lanza Tomasi).
Como la mayoría de vosotros, ya no concibo apenas leer un libro en papel, y solo lo hago cuando no lo encuentro en digital. Y ahora lo lamento porque mi edición de 2010 en papel parece que puede ser la definitiva, por lo que, habiendo leído ya anteriormente la digital, bien hubiera debido yo decantarme ahora por la de papel. No lo he hecho, así que me veo obligado a leer ésta cuando pase un tiempo.
Unas notas sobre esta última edición. Que conste que yo amé la primera, la digital, que me sedujo la historia y por supuesto su traducción al español. No sería la primera vez que un libro querido desmerece cuando lo leo en otra traducción, así que no estoy nada seguro de que la nueva edición me guste tanto como la primera.
Por cierto, para mí, una obra maestra, un clásico del siglo XX. Imagino que hablaré de ella más adelante. Y tiene también la virtud, aunque ajena al libro, de que también la película es extraordinaria... salvando las distancias, pero formidable en todo caso.
De momento, me adelanto a ponerle un 10 rotundo.
Contra la seducción:
No os dejéis seducir / no hay retorno alguno. / El día está a las puertas, / hay ya viento nocturno / no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar / Con que la vida es poco. / Bebedla a grandes tragos / porque no os bastará / cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar. / Vuestro tiempo no es mucho. / El lodo, a los podridos. / La vida es lo más grande: / perderla es perder todo.
Bertolt Brecht
Se me olvidaba contestar a Anabelee y Liberyd. El prólogo de esta última edición ocupa treinta y siete páginas, con cuarenta notas al pie. Difícil de transcribir a máquina . Lo he buscado por internete pero no he dado con él. A ver si alguien lo encuentra por ahí.
Un apunte sobre esta edición:
La edición final del autor de ‘El Gatopardo’ llega a las librerías de España
- Author: Sicilia mia
- Filed under: Libros y Literatura sobre Sicilia
Lunes
oct 12,2009Es el El Gatopardo tal y como lo quería su autor, el príncipe siciliano Giuseppe Tomasi de Lampedusa. No hay duda, ya que dejó escrito los planes para su única novela. “Deseo que se haga cuanto sea posible para que se publique el Gatopardo (el manuscrito válido es el que figura en un solo cuaderno grande escrito a mano)”. Así se lee en una carta testamentaria de mayo de 1957, que envió dos meses antes de morir de un tumor. Lo explica su sobrino e hijo adoptivo, Gioacchino Lanza Tomasi, en el prólogo de la nueva edición del clásico que acaba de publicar Edhasa, que revisa la traducción de Ricardo Pochtar de 1986 a partir de la edición canónica fijada en 2002.Escena del Gatopardo
La gran novedad es precisamente el prólogo, en cuyas páginas Lanza Tomasi describe el periplo de la novela, que su autor nunca vio publicada. Todo comienza con el mecanoscrito de 1956, que, en vida del escritor, fue rechazado por dos de las grandes editoriales italianas, Mondadori y Einaudi. Quien sí apostó por aquella crónica de la decadencia de la aristocracia siciliana fue el novelista Giorgio Bassani, autor de El jardín de los Finzi-Contini, que publicó el texto en Feltrinelli en 1958.
La versión editada con esmero por Bassani fue la oficial durante diez años, y la que leyó el cineasta Lucchino Visconti cuando en 1963 la inmortalizó en la gran pantalla. El Gatopardo, coronada como un clásico de la literatura, está ambientada en 1860, durante el desembarco en Sicilia de Garibaldi y los convulsos años de la unificación de Italia. Pero sobre todo narra el ocaso de la aristocracia (a la que pertenecía el propio Lampedusa), ante el empuje incontenible de la burguesía.
Ese fue el texto oficial hasta que en 1968 el catedrático Carlos Muscetta la puso en tela de juicio. Había localizado “centenares de discrepancias -algunas notables-” entre el manuscrito final que dejó escrito Lampedusa en 1957, antes de morir, y el texto impreso. Con todo -advierte Lanza Tomasi- “no modificaban sustancialmente la obra”.
Así, la atención se centró en aquella la última versión del texto, que es la que el autor reconoce como “válida” en su correspondencia. Este manuscrito dio lugar a una nueva edición en 1969, que se revisó y fijó en 2002. Está considerada como la edición canónica y es la única que reedita Feltrinelli y que tiene la autorización para ser traducida. Además incorpora apéndices con fragmentos acerca de la novela descubiertos en la biblioteca del autor y entre las pertenencias de su viuda, la princesa Alessandra Wolff-Stormersee.
Contra la seducción:
No os dejéis seducir / no hay retorno alguno. / El día está a las puertas, / hay ya viento nocturno / no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar / Con que la vida es poco. / Bebedla a grandes tragos / porque no os bastará / cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar. / Vuestro tiempo no es mucho. / El lodo, a los podridos. / La vida es lo más grande: / perderla es perder todo.
Bertolt Brecht
Tengo que confesar mi debilidad por esta novela desde que Faisanes la recomendó hace un par de años. Es otro de esos libros recurrentes en mi vida, para leer cada cierto tiempo (y, aunque me cueste, leeré la versión en papel ).
Es uno de esos libros en los que no creo necesario poner ningún spoiler, porque la historia, en sí, es, tal vez, lo menos importante desde mi punto de vista. Es la historia de una vida, la del Príncipe de Salina, en los inicios de un cambio de época que le afectará a él y a toda su clase, un vuelco en el poder que detentaba la aristocracia en favor de la burguesía incipiente, que se anuncia en la novela de forma lenta pero inexorable y que se resume en la conocida frase: Si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie. Una frase que, a diferencia de lo que se piensa, el autor pone inicialmente en boca del sobrino Tancredi, pero que el príncipe hace suya y discurre sobre ella en varios momentos de la novela. El libro describe un periodo de tiempo mucho mayor que la película, así que los que han visto ésta están muy lejos de comprender el libro en su totalidad.
Para mí, esta obra es magistral, sobre todo, en las descripciones. En las de la tierra, los palacios y los objetos, en el modo de vida, y en los pensamientos de las diferentes clases, la dominante, la de los siervos, y la ascendente que, a la postre, coronará la revolución y sustituirá a los poderosos pero desde dentro de la sociedad, sin rupturas. Y dentro de la clase alta, los pensamientos íntimos del príncipe y su forma de comportarse con iguales y siervos, bastante ajenos en su individualidad al resto de la nobleza siciliana.
Hace un par de años estuve en un circuito por Sicilia. A mi mujer, bueno y a mí inicialmente, nos disgustó el tremendo abandono de las grandes capitales, y muy en especial, Palermo. Y, también, el sol de justicia que, todavía en septiembre, hacía bastante penosa la visita a tantos monumentos desolados. Polvo y sol extremos, tanto que ni las chicharras se atrevían a salir en esas horas centrales del día en que nosotros visitábamos las ruinas de Agrigento, Segesta, Selinunte o Siracusa. Palermo, una ciudad bellísima, de una extraordinaria monumentalidad, pero que, a poco que echaras la vista a los callejones que atravesaban las principales avenidas, veías suciedad y abandono, un diamante en medio de la mugre. Una ciudad que guarda muchos secretos, entre ellos este convento para quien guste de lo macabro (en el libro se comenta muy de pasada, y de hecho, el príncipe de Lampedusa está enterrado en el cementerio contiguo).
Y, sin embargo, unas semanas después de volver de Sicilia, ya solo en casa, le confesé a mi mujer que ese viaje me pareció extraordinario (ella sigue bastante escéptica al respecto). Este sur irredento no sé si tendrá remedio, posiblemente sí, todo es cuestión de dinero, pero sentí/siento que pertenezco a esta cultura meridional. No sabría explicarlo mejor, es un sentimiento difuso, pero de ese viaje guardo una impresión de belleza decadente que no se me olvidará nunca, a pesar de esos pequeños inconvenientes que he narrado.
Bueno, yo no sé explicarlo, pero Lampedusa sí. Al releer ahora El Gatopardo, mi amor por Sicilia se ha incrementado y cimentado en bases más robustas. Él sí sabe explicar el sentimiento de esta gente del sur, esa altivez, el lento discurrir del tiempo, ese tiempo detenido en la tierra abrasada en los veranos y anegada en los inviernos.
Espero que disfrutéis de este libro tanto como yo.
Última edición por Maldoror; 06/07/2013 a las 08:25
Contra la seducción:
No os dejéis seducir / no hay retorno alguno. / El día está a las puertas, / hay ya viento nocturno / no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar / Con que la vida es poco. / Bebedla a grandes tragos / porque no os bastará / cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar. / Vuestro tiempo no es mucho. / El lodo, a los podridos. / La vida es lo más grande: / perderla es perder todo.
Bertolt Brecht
¿Estuviste en ese convento? Recuerdo que vi un reportaje en televisión (creo que fue en Cuarto Milenio, cuyas primeras temporadas me tragué enteritas) y me quedé impresionada. La niña parece como si estuviera viva.
Lo leí recomendado por alguien de aquí, y me consta que luego por mi recomendación, otros lo hicieron también.
Me pareció magnífico, por lo tanto, no podía por menos que darle matrícula de honor, al libro.
Recuerdo que las pocas referencias del autor sobre él y su tiempo vital (habla del avión, viajar en avión), es o fue lo único que me disturbó, que me sacó del "placer literario" (talmente) de su lectura.
Un diez, por supuesto.
Saludos.
P.S. Sigo en Lanjarón, en el balneario. Entre otras cosas, bebiendo tres litros de agua de san Vicente al día... Todo el día bebiendo de tal agua (más de otra, "de la salud", más el vino y las cervecitas, claro), con lo que todo el día estoy... Estoy... Pueden figurarse haciendo el qué, todo el día y parte de la noche. (Pista: "Si no lo sabes mear, no lo bebas", según "dijo una voz popular").
-La cultura es el poso que resta, luego de olvidar cuanto leímos, cuanto aprendimos.
-No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe. Miguel de Cervantes.
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Sí, estuve hace 12 años, y ahora, otra vez, hace dos. Lo único malo del lugar es que no dejan hacer fotografías .
La primera vez me impactó mucho más, claro, quedé estupefacto, porque ni siquiera tenía claro qué fui a ver allí. El embalsamamiento de la niña es macabramente perfecto, y está entre otras dos niñas bien conservadas pero sin alcanzar la perfección de la pequeña Rosalía Lombardo. Algo parecido a lo que, al parecer, hicieron con el cadáver de Evita Perón (asunto que tiene una historia acojonante a su alrededor, tristísima y patética).
Parece que la niña ya no está presente en las catacumbas. Me parece normal. El resto de momias es irreconocible pero Rosalía parece que está durmiendo...desde 1920. Impresiona, la verdad.
Contra la seducción:
No os dejéis seducir / no hay retorno alguno. / El día está a las puertas, / hay ya viento nocturno / no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar / Con que la vida es poco. / Bebedla a grandes tragos / porque no os bastará / cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar. / Vuestro tiempo no es mucho. / El lodo, a los podridos. / La vida es lo más grande: / perderla es perder todo.
Bertolt Brecht
La terminé ayer. Me ha gustado mucho, pero como la perfección no existe, le he puesto un 9. Le habría puesto un 9,5 si el sistema de votación lo permitiera . Es que es demasiado pesimista para darle un 10.
Estoy de acuerdo en que lo de menos es el argumento, que más bien es una serie de historias sueltas a lo largo de muchos años. Lo que las une a todas ellas es la decadencia, el paso inexorable del tiempo, el que todo se convierte en polvo, que las cosas que un día tuvieron un gran significado para alguien concreto en el futuro ya no significarán nada para nadie. Para mí, esta idea se acrecienta porque el narrador, que lo sabe todo, va mencionando lo que sucederá en el futuro con los personajes.
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Y sí, estoy de acuerdo con que el perro Bendicò es la clave de lo que sucede en la novela. Esa escena del final lo resume todo.
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