¿Se han dado cuenta ustedes, que no tenemos claros esos conceptos? Ni en español, ni en ningún idioma.
"Libro", hasta hace poco, era algo inseparable, el papel, la tinta, la encuadernación, un conjunto.
Ahora, con la informática y la electrónica, para no confundirnos, en principio hemos separado conceptos:
-Lector electrónico de libros electrónicos.
-Libros electrónicos, digitales.
Pero, si lo piensan, el lector, el e-reader, es tan "libro" como los de antes. Es algo "físico", que dejamos aquí o allá o llevamos con nosotros, cuando no lo usamos para leer en él, "leerlo".
El libro electrónico, el e-book, es un concepto más inasible, inquietante... Es el contenido de los "antiguos libros", lo mollar, lo importante (¿de qué serviría un lujoso libro de papel, o el mejor e-reader, sin el contenido?).
Mal que nos pese, si nos pesara, vamos a seguir usando esos dos conceptos, el "libro electrónico" (que igual podría definir al conjunto que antes formaba el libro de papel más lo impreso), y el "lector o visor electrónico", lo que apenas es definitorio, aunque es un término necesario, claro.
Cuando alguien me pregunta espontáneamente sobre mi Papyre, todos dicen: ¡Ah! ¿Es un libro electrónico, no? Y por supuesto, ni les contradigo ni debo contradecirles, para no liarles de entrada.
Lo que antes eran "dos cosas", ahora se juntan en una. En "Saber y ganar" (programa de TVE2, para el que no lo sepa), venden un MP3 con 400 obras de música clásica ya incluidas. Figúrense, cuando en una librería, o un centro especializado en libros digitales, le vendan a uno un "libro electrónico" con 100/200/300/400 obras seleccionadas por el cliente, de entre miles... Tendría entonces en sus manos una "biblioteca electrónica particular", otro concepto que habrá que incluir en nuestra habla del día a día. En vez de metros cuadrados de estanterías llenas de papel, tinta y contenido literario o de otro tipo, ya podemos tener un único artefacto...
Eso: Que no sé si tengo un libro electrónico, un lector electrónico de libros digitales/electrónicos, o una biblioteca electrónica informatizada... Es casi de SF, de ciencia-ficción, lo nuestro, lo de nuestros días, y más aún lo que nos queda por ver, a no mucho tardar.
Trabajé más de 30 años en una editorial. Si alguien hubiera dicho o predicho algo sobre esto que comentamos, hace 20 años, incluso 10, habría sido entendido como un chiste, una broma hasta de mal gusto... Pensar que poco a poco los libreros convencionales, los de toda la vida, irán notando que su ganancia decrece... Y las imprentas, igual (ojo, que los diarios digitales, ya están en el ajo). Para bien o para mal, pese a quien pese, esto cambia, a una velocidad endiablada... Me recuerda lo de las máquinas de escribir (mecánicas, eléctricas e incluso electrónicas, convencionales, "de bola", "de margarita"), hasta hace "nada" omnipresentes, millones y millones en todo el mundo (fabricantes, mayoristas, tiendas, mecánicos de reparación y mantenimiento, secretarias meca y taquimecanógrafas, escritores, etcétera); daba trabajo, ese mercado, a su vez a centenas de miles de seres humanos... Ahora, ¿dónde están, esos millones y millones de máquinas, salvadas algunas puntuales reliquias que se guardan sólo para rellenar los impresos que aún no se ofrecen informatizados?... Cambiamos primero nuestra forma de escribir, y ahora estamos en trance de cambiar, ir cambiando la de leer.
Un saludo.